La ubicación, los servicios, el patrimonio, la cercanía al mar o la existencia de determinadas zonas de ocio y entretenimiento son factores que conceden un valor añadido a las viviendas de una determinada ciudad. Algunos escenarios de Cataluña encierran ya desde un principio diferentes alicientes que los llevan a formar parte de la lista de lugares con encanto por los que apostar para desplazarse a vivir o a pasar algunas temporadas.
Comprar una casa en Tarragona, sin ir más lejos es una apuesta clave para tener al alcance de la mano una ciudad con múltiples posibilidades en la que la cultura, el ocio y el relax pueden tener su hueco a partes iguales en las agendas de residentes y visitantes. Este enclave popular de la geografía catalana puede presumir de contar con algunas de las playas más atractivas y visitadas de España.
La calidad de su litoral y la belleza de sus paisajes sitúan a la Costa Dorada en una posición privilegiada.
Bautizada como la Costa Dorada, el litoral de Tarragona ofrece la posibilidad de disfrutar al máximo de la cercanía de la playa, de sus paisajes increíbles y de las interesantes alternativas de tipo deportivo que este emplazamiento brinda a quienes tienen la oportunidad de descubrirlo y sacarle el máximo jugo posible.
Pero más allá de la riqueza del mar, Tarragona es una ubicación de las que figuran en documentos y enciclopedias por la importante huella que la historia ha dejado en ella. La ciudad se presenta como un auténtico regalo para quienes disfruten descubriendo el pasado entre los múltiples escenarios que se reparten a lo largo y ancho de este enclave privilegiado.
“Tarragona puede presumir de haber conseguido el distintivo de la Unesco que certifica que sus monumentos han vencido al paso del tiempo y merecen ser reconocidos como Patrimonio de la Humanidad”
El valor de estos restos y muestras del ayer ha contado con el reconocimiento de la Unesco, que no dudó en conceder al denominado “Conjunto Arqueológico de Tarraco” el valioso distintivo de ser Patrimonio de la Humanidad en el año 2000. Este reconocimiento no ha hecho más que elevar el atractivo y el valor de Tarragona situándola como un destino escogido por cientos de visitantes cada año, algunos de los cuales no han dudado en fijar allí su residencia.
Una ciudad que invita a bucear en el pasado entre ocio y buena gastronomía
El casco antiguo de la ciudad es una de las zonas en las que se concentra una gran actividad. Un punto neurálgico en el que residentes y viajeros pueden disfrutar a diario de pedacitos de historia, así como de una oferta gastronómica y de ocio interesante.
De igual manera, entre los espacios que mayor valor dan a este escenario figura el Anfiteatro de Tarraco. Una construcción de impacto capaz de hacer viajar a quienes la visitan en el tiempo para presenciar los espectáculos más auténticos de la época de los romanos, entre los que destacan las luchas de gladiadores. Otra de las joyas de las que presume Tarragona es de su Catedral, un monumento de gran valor que se alza en la parte más alta de este enclave catalán.
Y esta ruta para descubrir los tesoros del patrimonio de Tarragona tiene otra parada obligada en el llamado Balcón del Mediterráneo. Un punto visitado y querido por la ciudad construido sobre un acantilado desde el que las vistas son un auténtico regalo, especialmente con la llegada del calor cuando la ciudad se llena de ambiente festivo para ceder el protagonismo a un llamativo concurso de fuegos artificiales.
Sin dejar de lado el impacto y la sorpresa, Tarragona puntúa al alza de la mano del parque de ocio Port Aventura. Un reclamo para viajeros de toda España y el extranjero así como para los propios residentes, al perfilarse como una buena guinda para este pastel en el que naturaleza, diversión y cultura son las protagonistas.